La Fiesta de la Divina Misericordia se celebra el primer Domingo después del Domingo de Pascua | |||
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domingo, 15 de abril de 2012
Domingo de la Divina Misericordia
domingo, 8 de abril de 2012
¿Podría confirmarse científicamente la Resurrección de Cristo o simplemente debemos creerla por fe?
¿Podría confirmarse científicamente la Resurrección de Cristo o simplemente debemos creerla por fe?
La Resurrección de Cristo trasciende y sobrepasa a la ciencia, aunque hay objetos sagrados (reliquias) cuya autenticidad está demostrada -pues han sido bien estudiadas científicamente- que confirman el hecho más importante de la historia de la salvación, el cual es para los católicos dogma de fe: la Resurrección de Cristo.
Sin embargo, la Resurrección de Cristo es un hecho demasiado importante para quedar referido sólo como un acontecimiento histórico o como un dato comprobable con base en objetos estudiados científicamente. En la Resurrección de Cristo está el centro de nuestra fe, porque “si no resucitó Cristo, vana es nuestra predicación, vana también vuestra fe” (1 Co. 15, 14), nos advierte San Pablo.
Pero además de ser un hecho de Fe, (por cierto de obligada creencia por parte de todo aquél que se considere católico), la Resurrección de Cristo, no sólo es comprobable históricamente, sino que asimismo podría quedar demostrada por reliquias de las que hablaremos más adelante.
Y estos lienzos son ¡nada menos! que la Sábana Santa que cubrió todo el cuerpo de Jesús y el Sudario que cubrió su cara y que fue usado sólo para el traslado de la cruz al sepulcro.
Pintura sobre la envoltura
con la Sabana Santa
Esto supone que, al constatar el sepulcro vacío, se dio cuenta que eso no podía ser obra humana. Por eso creyó lo que Jesús les había anunciado. Además, intuyó que Jesús no había vuelto simplemente a una vida terrenal como había sido el caso de Lázaro (cf. Jn. 11, 44). Al referirnos que “vio y creyó”, quiso decirnos que comprendió en ese momento lo que significaba el anuncio que les había hecho Jesús de su Resurrección.
Veamos, entonces las reliquias del Resucitado:
Y esto no lo dice sólo la Iglesia, lo han constatado muchos especialistas profanos, entre éstos, científicos que trabajan en la Agencia Espacial Norteamericana (NASA): en la Sabana Santa quedó una imagen en negativo de un cuerpo sometido a las mismas torturas que, por los Evangelios, conocemos le inflingieron a Jesús. Y de este negativo los científicos de la NASA han sacado una fotografía de la cara de Jesús.
• El Sudario es un paño que cubrió la cabeza de Jesús en el traslado de la cruz al sepulcro. Pero, cuando sepultaron a Jesús, le quitaron el sudario y lo pusieron aparte.
Este hecho lo vemos claro en el Evangelio de San Juan. El fue primero de los Apóstoles en llegar al sepulcro y encontrarlo vacío y he aquí lo que nos relata:
“Pedro y el otro discípulo (Juan) partieron al sepulcro. Corrían los dos juntos. Pero el otro discípulo corría más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Se agachó y vio los lienzos en el suelo, pero no entró. Después llegó Pedro. Entró a la sepultura y vio los lienzos tumbados. El sudario que pasaba sobre la cabeza no estaba tumbado como los lienzos, sino enrollado en su mismo lugar”. (Jn. 20, 3-6).
Es decir: en el momento de la resurrección el Sudario no estaba sobre la cara de Jesús. Por eso no tiene su imagen grabada como la Sábana Santa. Pero sí tiene sangre que es del mismo grupo que la sangre de la Sábana Santa: AB.
No es casualidad, entonces, la coincidencia en el tipo de sangre de la Sábana Santa y la del Sudario. Más aún: no sólo coincide el tipo de sangre, sino que el DNA presenta en ambas reliquias perfiles genéticos similares.
El Sudario es una tela de 83 x 52 cm que presenta numerosas manchas de sangre simétricas pasadas de un lado al otro al doblarse en dos. La tradición le llama "el Sagrado Rostro" y llegó a Oviedo (España) en el siglo IX , en un arca proveniente del Africa septentrional.
Volviendo a la otra reliquia, la Sábana Santa, el Padre Jorge Loring, S.J. nos relata el testimonio de otro Sacerdote sobre ésta:
“El Padre Mauricio Iriarte, un sabio jesuita, que es un hombre muy serio, muy profundo, auténtico investigador, en un trabajo que publicó en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, dice de este lienzo:
Pero agrega Loring: “Nuestra fe se basa en el Evangelio, no en la Sábana Santa. Si algún día se demostrara que la Sábana Santa de Turín es un fraude –aunque no es fácil que esto se demuestre- habríamos perdido un documento histórico, pero nuestra fe quedaría en pie”.
El Padre Jordi Rivero nos da la dimensión espiritual de esta reliquia en www.corazones.org:
“En nuestra época tan descreída y cínica, Dios nos regala la Sábana Santa, un corazón para contemplarla y los medios científicos para estudiarla. Los que tienen ojos que vean, los que tienen corazón, que lo abran, los que tienen inteligencia que discurran sobre lo que Dios nos comunica. Dios quiere revelarnos no una cosa, sino a su Hijo amado.
Al contemplar La Sábana Santa traigamos al corazón el testimonio de las Escrituras. Al contemplar las llagas:
-Pensemos cuanto nos ama Jesús, ¿qué mas podía hacer para demostrar Su amor?
-Pensemos en la seriedad del pecado que le hizo sufrir así, decidámonos a renunciar al pecado y la mediocridad con el deseo de amarle sin contar el costo. "Arrepiéntanse y crean en el Evangelio" (Mc. 1, 15)
-Decidamos tomar en serio nuestra vida ante la realidad de la batalla espiritual, a no tener miedo a ser diferentes en este mundo, a sufrir por amor a El.
La Sábana Santa es un signo que apunta a la Resurrección. Sean cuales sean las tinieblas que tengamos que atravesar, Dios quiere recordarnos la victoria definitiva.
¡Cristo ha resucitado!. ¡Aleluya!
Tomado de:
www.corazones.org/jesus/turin_sudario/turin_sudario2p.htm
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Resurrección ¿Fe o historia? Datos científicos: http://www.aciprensa.com/sudario/hechos.htm Sábana Santa: Estudios Científicos Sábana Santa: Dimensión Espiritual Power Point: El Gran Enigma de la Sábana Santa (tarda en bajar) Otra reliquia con el rostro de Jesús Sábana Santa puede sostener teoría de la Resurrección, dice científico Mapa de la tela: http://www.sindone.org/es/scient/sin_fra.htm Galería de imágenes: http://www.aciprensa.com/sudario/imagenes.htm Tres Reliquias con el mismo grupo sanguíneo: http://www.aciprensa.com/sudario/milagro.htm (P. Jorge Loring): La autenticidad de la Sábana Santa La auténtica fotografía de Jesús La Sabana Santa de Turín El velo de la Verónica |
Homilía de Benedicto XVI en la Vigilia de Pascua 2012: “La fe es una irrupción de la luz de Dios en nuestro mundo, una apertura de nuestros ojos a la verdadera luz"
8 de abril de 2012.- La fe es el verdadero iluminismo porque a diferencia del "iluminismo" de la Ilustración racionalista, ella es "una irrupción de la luz de Dios en nuestro mundo, una apertura de nuestros ojos a la verdadera luz", dijo el Papa Benedicto XVI durante la solemne celebración de la Vigilia Pasucual en la Basílica de San Pedro este Sábado Santo por la noche. Este es el texto íntegra de la homilía del Santo Padre durante la Vigilia Pascual este Sábado Santo de 2012:
Queridos hermanos y hermanas
Pascua es la fiesta de la nueva creación. Jesús ha resucitado y no morirá de nuevo. Ha descerrajado la puerta hacia una nueva vida que ya no conoce ni la enfermedad ni la muerte. Ha asumido al hombre en Dios mismo. «Ni la carne ni la sangre pueden heredar el reino de Dios», dice Pablo en la Primera Carta a los Corintios (15,50). El escritor eclesiástico Tertuliano, en el siglo III, tuvo la audacia de escribir refriéndose a la resurrección de Cristo y a nuestra resurrección: «Carne y sangre, tened confianza, gracias a Cristo habéis adquirido un lugar en el cielo y en el reino de Dios» (CCL II, 994). Se ha abierto una nueva dimensión para el hombre. La creación se ha hecho más grande y más espaciosa. La Pascua es el día de una nueva creación, pero precisamente por ello la Iglesia comienza la liturgia con la antigua creación, para que aprendamos a comprender la nueva. Así, en la Vigilia de Pascua, al principio de la Liturgia de la Palabra, se lee el relato de la creación del mundo. En el contexto de la liturgia de este día, hay dos aspectos particularmente importantes.
En primer lugar, que se presenta a la creación como una totalidad, de la cual forma parte la dimensión del tiempo. Los siete días son una imagen de un conjunto que se desarrolla en el tiempo. Están ordenados con vistas al séptimo día, el día de la libertad de todas las criaturas para con Dios y de las unas para con las otras. Por tanto, la creación está orientada a la comunión entre Dios y la criatura; existe para que haya un espacio de respuesta a la gran gloria de Dios, un encuentro de amor y libertad. En segundo lugar, que en la Vigilia Pascual, la Iglesia comienza escuchando ante todo la primera frase de la historia de la creación: «Dijo Dios: "Que exista la luz"» (Gn 1,3). Como una señal, el relato de la creación inicia con la creación de la luz. El sol y la luna son creados sólo en el cuarto día. La narración de la creación los llama fuentes de luz, que Dios ha puesto en el firmamento del cielo. Con ello, los priva premeditadamente del carácter divino, que las grandes religiones les habían atribuido. No, ellos no son dioses en modo alguno. Son cuerpos luminosos, creados por el Dios único. Pero están precedidos por la luz, por la cual la gloria de Dios se refleja en la naturaleza de las criaturas.
¿Qué quiere decir con esto el relato de la creación? La luz hace posible la vida. Hace posible el encuentro. Hace posible la comunicación. Hace posible el conocimiento, el acceso a la realidad, a la verdad. Y, haciendo posible el conocimiento, hace posible la libertad y el progreso. El mal se esconde. Por tanto, la luz es también una expresión del bien, que es luminosidad y crea luminosidad. Es el día en el que podemos actuar. El que Dios haya creado la luz significa: Dios creó el mundo como un espacio de conocimiento y de verdad, espacio para el encuentro y la libertad, espacio del bien y del amor. La materia prima del mundo es buena, el ser es bueno en sí mismo. Y el mal no proviene del ser, que es creado por Dios, sino que existe en virtud de la negación. Es el «no».
En Pascua, en la mañana del primer día de la semana, Dios vuelve a decir: «Que exista la luz». Antes había venido la noche del Monte de los Olivos, el eclipse solar de la pasión y muerte de Jesús, la noche del sepulcro. Pero ahora vuelve a ser el primer día, comienza la creación totalmente nueva. «Que exista la luz», dice Dios, «y existió la luz». Jesús resucita del sepulcro. La vida es más fuerte que la muerte. El bien es más fuerte que el mal. El amor es más fuerte que el odio. La verdad es más fuerte que la mentira. La oscuridad de los días pasados se disipa cuando Jesús resurge de la tumba y se hace él mismo luz pura de Dios. Pero esto no se refiere solamente a él, ni se refiere únicamente a la oscuridad de aquellos días. Con la resurrección de Jesús, la luz misma vuelve a ser creada. Él nos lleva a todos tras él a la vida nueva de la resurrección, y vence toda forma de oscuridad. Él es el nuevo día de Dios, que vale para todos nosotros.
Pero, ¿cómo puede suceder esto? ¿Cómo puede llegar todo esto a nosotros sin que se quede sólo en palabras sino que sea una realidad en la que estamos inmersos? Por el sacramento del bautismo y la profesión de la fe, el Señor ha construido un puente para nosotros, a través del cual el nuevo día viene a nosotros. En el bautismo, el Señor dice a aquel que lo recibe: Fiat lux, que exista la luz. El nuevo día, el día de la vida indestructible llega también para nosotros. Cristo nos toma de la mano. A partir de ahora él te apoyará y así entrarás en la luz, en la vida verdadera. Por eso, la Iglesia antigua ha llamado al bautismo photismos, iluminación.
¿Por qué? La oscuridad amenaza verdaderamente al hombre porque, sí, éste puede ver y examinar las cosas tangibles, materiales, pero no a dónde va el mundo y de dónde procede. A dónde va nuestra propia vida. Qué es el bien y qué es el mal. La oscuridad acerca de Dios y sus valores son la verdadera amenaza para nuestra existencia y para el mundo en general. Si Dios y los valores, la diferencia entre el bien y el mal, permanecen en la oscuridad, entonces todas las otras iluminaciones que nos dan un poder tan increíble, no son sólo progreso, sino que son al mismo tiempo también amenazas que nos ponen en peligro, a nosotros y al mundo. Hoy podemos iluminar nuestras ciudades de manera tan deslumbrante que ya no pueden verse las estrellas del cielo. ¿Acaso no es esta una imagen de la problemática de nuestro iluminismo? En las cosas materiales, sabemos y podemos tanto, pero lo que va más allá de esto, Dios y el bien, ya no lo conseguimos identificar. Por eso la fe, que nos muestra la luz de Dios, es el verdadero iluminismo, es una irrupción de la luz de Dios en nuestro mundo, una apertura de nuestros ojos a la verdadera luz.
Queridos amigos, quisiera por último añadir todavía una anotación sobre la luz y la iluminación. En la Vigilia Pascual, la noche de la nueva creación, la Iglesia presenta el misterio de la luz con un símbolo del todo particular y muy humilde: el cirio pascual. Esta es una luz que vive en virtud del sacrificio. La luz de la vela ilumina consumiéndose a sí misma. Da luz dándose a sí misma. Así, representa de manera maravillosa el misterio pascual de Cristo que se entrega a sí mismo, y de este modo da mucha luz. Otro aspecto sobre el cual podemos reflexionar es que la luz de la vela es fuego. El fuego es una fuerza que forja el mundo, un poder que transforma. Y el fuego da calor. También en esto se hace nuevamente visible el misterio de Cristo. Cristo, la luz, es fuego, es llama que destruye el mal, transformando así al mundo y a nosotros mismos. Como reza una palabra de Jesús que nos ha llegado a través de Orígenes, «quien está cerca de mí, está cerca del fuego». Y este fuego es al mismo tiempo calor, no una luz fría, sino una luz en la que salen a nuestro encuentro el calor y la bondad de Dios.
El gran himno del Exsultet, que el diácono canta al comienzo de la liturgia de Pascua, nos hace notar, muy calladamente, otro detalle más. Nos recuerda que este objeto, el cirio, se debe principalmente a la labor de las abejas. Así, toda la creación entra en juego. En el cirio, la creación se convierte en portadora de luz. Pero, según los Padres, también hay una referencia implícita a la Iglesia. La cooperación de la comunidad viva de los fieles en la Iglesia es algo parecido al trabajo de las abejas. Construye la comunidad de la luz. Podemos ver así también en el cirio una referencia a nosotros y a nuestra comunión en la comunidad de la Iglesia, que existe para que la luz de Cristo pueda iluminar al mundo.
Roguemos al Señor en esta hora que nos haga experimentar la alegría de su luz, y pidámosle que nosotros mismos seamos portadores de su luz, con el fin de que, a través de la Iglesia, el esplendor del rostro de Cristo entre en el mundo (cf. Lumen gentium, 1). Amén.
Benedicto XVI
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domingo, 1 de abril de 2012
SANTOS MES MAYO
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http://aica.org/aica/santoral/santoral_fecha.htm
SANTOS MES ABRIL
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http://es.catholic.net/santoral/mes.php?mes=4 |
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