miércoles, 30 de enero de 2013

Fiesta de la Presentación del Señor, 2 de febrero


La Fiesta de la Presentación del Señor, o "La Candelaria" el sábado 2 de febrero a las 20 hs. en la Parroquia Catedral Santa Florentina. Campana.


La Candelaria en la catedral de Santa Florentina de Campana y 7mo. aniversario de la elección de Mons. Oscar Sarlinga como Obispo de Zárate-Campana
Dióc. Zárate-Campana:
La Presentación del Señor o Candelaria será celebrada solemnemente este año en la iglesia catedral de Campana. En la diócesis de Zárate-Campana, es una de las festividades de la religiosidad popular elegidas para realzar el sentido de la fe del Pueblo de Dios, y en este año de la Fe, se ha pedido realzar, mediante la luz divina, el contenido de la fe, con la adhesión del corazón. Este tema ha venido trabajándose en la catequesis, en las homilías y también desde los medios de comunicación. Con este sentido, desde la asunción de las líneas pastorales diocesanas, la Candelaria fue puesta en relieve por primera vez en la catedral de Santa Florentina se celebró en 2007, y ahora lo será, en este Año de la Fe, el sábado 2 a las 20, con la concelebración presidida por Mons. Oscar Sarlinga, el cual invitó a la participación, en especial de las familias, a las que pidió traer velas o candelas, signo de la luz, con las palabras del Salmo:“Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero”.
Esta festividad, de la que participan muchas familias con niños, se celebró desde 2008 a 2012 en la iglesia concatedral de Belén de Escobar, donde hay una devoción enraizada en los años a raíz de una antigua pintura de Nuestra Señora del Buen Aire (que es en realidad una imagen de la Candelaria, con el cirio encendido) que se encontraba en el templo antes de su restauración, y luego con la artística imagen que fue entronizada en el año 2009, y que tiene la particularidad de sostener en una mano la candela encendida y en la otra una nave, significando “la nave de la Iglesia”. De hecho, en la misma capilla lateral de la iglesia concatedral, donde descansan los restos de la fundadora de Escobar, Doña Eugenia Tapia de Cruz, se encuentra el antiguo cuadro y asimismo la escultura de la Virgen, a la que nunca faltan ramos de flores que llevan los fieles, que han recibido muchas gracias por su intercesión, y se han acercado a la Iglesia. En este año 2013 se ha invitado también, como ha venido haciéndose, a comunidades de consagrados y consagradas.
 La Fiesta de la Presentación del Señor, antes llamada de “la Candelaria”es una de las celebraciones litúrgicas a las que por pedido del Obispo, y por su especial significación con relación a la luz de Cristo, se le ha dado mayor relieve en la diócesis de Zárate-Campana, conforme al Plan Pastoral ( I El caminio pastoral recorido nos orienta, y nos allana el camino por recorrer; 5. Pautas que favorecen la consecución de dicho objetivo general; e. Cuidado de las celebraciones y la oración en las parroquias y en los grandes acontecimientos de religiosidad popular). La visibilidad luminosa de las candelas bendecidas y encendidas son un símbolo de la luz de la Fe, de todo el Pueblo de Dios, y en particular de Cristo, luz del mundo. En distintas ocasiones Mons. Oscar Sarlinga ha pedido la revitalización de esta celebración tan simbólica y significativa (y tanto más en este Año de la Fe), solicitando que todos los fieles hicieran suyas, en su interior y en sentido espiritual, las luminarias en el Templo de Jerusalén, a las que plenificó la luz de Cristo al ser presentado en el Templo, Él, que dijo: «Yo soy la luz del mundo. El que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida» (Jn 8,12).
En un breve mensaje Mons. Sarlinga invitó a a abrir el corazón para recibir las gracias del Señor, en la celebración del luminoso testimonio y de la profecía que es la Candelaria, fiesta de Cristo, “Luz de Luz”, y de María, Madre de la “nueva familia” que es la Iglesia, conforme a las palabras del Divino Maestro: "Éstos son mi hermano, hermana, y madre" (Cf. Mc 3,35), y lo interpretó a la luz sálmica (Salmo 118, 105-112 (Nun), Himno a la ley divina) como “la plenitud del precepto del Señor”, nuestra herencia, en consonancia con la declaración final de dicho Salmo: «Tus preceptos son mi herencia perpetua, la alegría de mi corazón» (v. 111). El día 3 de febrero, como es tradición, en la fiesta de los Obispos San Blas y San Oscar, las candelas benditas serán impuestas en las gargantas de los fieles que así lo deseen, en la celebración de la misa. Es también un día en que el Obispado pide oración al Señor, por el 7mo. aniversario de la elección de S.E. Mons. Oscar Sarlinga como Obispo de Zárate-Campana (3 de febrero de 2006), luego de haber sido Obispo titular de Uzalis y auxiliar de Mercedes Luján por tres años (desde el 12 de abril de 2003).

Nuestra Señora del Buen Aire y la de la Candelaria en Belén de Escobar



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SANTO DEL MES DE FEFRERO


SANTO DEL MES

22 de febrero
La cátedra del apóstol san Pedro

La festividad de la Cátedra de san Pedro se celebraba en Roma ya en el siglo IV, en este día, para poner de manifiesto la unidad de la Iglesia, fundada en la persona del Apóstol.
De todos se elige a Pedro, a quien se pone al frente de la misión de la Iglesia, de todos los apóstoles y los Padres de la Iglesia; y, aunque en el pueblo de Dios hay muchos sacerdotes y muchos pastores, a todos los gobierna Pedro, aunque todos son regidos eminentemente por Cristo. La bondad divina ha concedido a este hombre una excelsa y admirable participación de su poder, y todo lo que tienen de común con Pedro los otros jerarcas, les es concedido por medio de Pedro.
El Señor pregunta a sus apóstoles qué es lo que los hombres opinan de él, y en tanto coinciden sus respuestas en cuanto reflejan la ambigüedad de la ignorancia humana.
Pero, cuando urge qué es lo que piensan los mismos discípulos, es el primero en confesar al Señor aquel que es primero en la dignidad apostólica. A las palabras de Pedro: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo, le responde el Señor: ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo.
Es decir: «Eres verdaderamente dichoso porque es mi Padre quien te lo ha revelado; la humana opinión no te ha inducido a error, sino que la revelación del cielo te ha iluminado, y no ha sido nadie de carne y hueso, sino que te lo ha enseñado aquel de quien soy el Hijo único».
Y añade: Ahora te digo yo, esto es: «Del mismo modo que mi Padre te ha revelado mi divinidad, igualmente yo ahora te doy a conocer tu dignidad: Tú eres Pedro, que soy la piedra inviolable, la piedra angular que ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, yo, que soy el fundamento, fuera del cual nadie puede edificar, te digo a ti, Pedro, que eres también piedra, porque serás fortalecido por mi poder de tal forma que lo que me pertenece por propio poder sea común a ambos por tu participación conmigo».
Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. «Sobre esta fortaleza –quiere decir– construiré el templo eterno y la sublimidad de mi Iglesia, que alcanzará el cielo y se levantará sobre la firmeza de la fe de Pedro».
La prerrogativa de este poder se comunica también a los otros apóstoles y se transmite a todos los obispos de la Iglesia, pero no en vano se encomienda a uno o que se ordena a todos; de una forma especial se otorga esto a Pedro, porque la figura de Pedro se pone al frente de todos los pastores de la Iglesia.



Fuente: De los sermones de san León Magno, papa. La Iglesia de Cristo se levanta sobre la firmeza de la fe de Pedro

SANTORAL MES DE FEBRERO


SANTORAL MES DE FEBRERO


2 de febrero
La presentación del Señor
Acojamos la luz clara y eterna
De los sermones de san Sofronio, obispo

Corramos todos al encuentro del Señor, los que con fe celebramos y veneramos su misterio, vayamos todos con alma bien dispuesta. Nadie deje de participar en este encuentro, nadie deje de llevar su luz.

Llevamos en nuestras manos cirios encendidos, ya para significar el resplandor divino de aquel que viene a nosotros –el cual hace que todo resplandezca y, expulsando las negras tinieblas, lo ilumina todo con la abundancia de la luz eterna–, ya, sobre todo, para manifestar el resplandor con que nuestras almas han de salir al encuentro de Cristo.

En efecto, del mismo modo que la Virgen Madre de Dios tomó en sus brazos la luz verdadera y la comunicó a los que yacían en tinieblas, así también nosotros, iluminados por él y llevando en nuestras manos una luz visible para todos, apresurémonos a salir al encuentro de aquel que es la luz verdadera.

Sí, ciertamente, porque la luz ha venido al mundo, para liberarlo de las tinieblas en que estaba envuelto y llenarlo de resplandor, y nos ha visitado el sol que nace de lo alto, llenando de su luz a los que vivían en tinieblas: esto es lo que nosotros queremos significar. Por esto, avanzamos en procesión con cirios en las manos; por esto acudimos llevando luces, queriendo representar la luz que ha brillado para nosotros, así como el futuro resplandor que, procedente de ella, ha de inundarnos. Por tanto, corramos todos a una, salgamos al encuentro de Dios.

Ha llegado ya aquella luz verdadera que viendo a este mundo alumbra a todo hombre. Dejemos, hermanos que esta luz nos penetre y nos transforme.

Ninguno de nosotros ponga obstáculos a esta luz y se resigne a permanecer en la noche; al contrario, avancemos todos llenos de resplandor; todos juntos, iluminados, salgamos a su encuentro y, con el anciano Simeón, acojamos aquella luz clara y eterna; imitemos la alegría de Simeón y, como él, cantemos un himno de acción de gracias al Engendrador y Padre de la luz, que ha arrojado de nosotros las tinieblas y nos ha hecho partícipes de la luz verdadera.

También nosotros, representados por Simeón, hemos visto la salvación de Dios, que él ha presentado  ante todos los pueblos y que ha manifestado para gloria de nosotros, los que formamos el nuevo Israel; y, así como Simeón, al ver a Cristo, quedó libre de las ataduras de la vida presente, así también nosotros hemos sido liberados del antiguo y tenebroso pecado.

También nosotros, acogiendo en los brazos de nuestra fe a Cristo, que viene desde Belén hasta nosotros, nos hemos convertido de gentiles en pueblo de Dios (Cristo es, en efecto, la salvación de Dios Padre) y hemos visto, con nuestros ojos, al Dios hecho hombre; y, de este modo, habien­do visto la presencia de Dios y habiéndola aceptado, por decirlo así, en los brazos de nuestra mente, somos llamados el nuevo Israel. Esto es lo que vamos celebran­do año tras año, porque no queremos olvidarlo.

Oración

Dios todopoderoso y eterno, te rogamos humildemente que, así como tu Hijo unigénito, revestido de nuestra hu­manidad, ha sido presentado hoy en el templo, nos conce­das, de igual modo, a nosotros la gracia de ser presenta­dos delante de ti con el alma limpia. Por nuestro Señor Jesucristo.

3 de febrero
San Blas
Obispo y mártir

Fue obispo de Sebaste de Armenia en el siglo IV. Durante la edad media su culto se difundió por toda la Iglesia.

Sufre por mis ovejas
De los sermones de san Agustín, obispo

El Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos. Tal es el modo como el Señor se puso a nuestro servicio, y como quiere que nosotros nos pongamos al servicio de los demás. Dio su vida en rescate por muchos: así es como nos redimió.

¿Quién de nosotros es capaz de redimir a otro? Fue su sangre y su muerte lo que nos redimió de la muerte, fue su abajamiento lo que nos levantó de nuestra postración; pero también nosotros debemos poner nuestra pequeña parte en favor de sus miembros, ya que hemos sido hechos miembros suyos: él es la cabeza, nosotros su cuerpo.

El Señor había dicho: El que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir  y dar su vida en rescate por muchos. Por esto, el apóstol Juan nos exhorta a imitar su ejemplo, con estas palabras: Cristo dio su vida por nosotros; también nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos.

Y el mismo Señor, después de su resurrección, dijo a Pedro: ¿Me quieres? Él respondió: Te quiero. Por tres veces se repitió la misma pregunta y respuesta, y las tres veces dijo el Señor: Apacienta mis ovejas.

«¿Cómo podrás demostrar que me quieres, sino apacentando mis ovejas? ¿Qué vas a darme con tu amor, si todo lo esperas de mí? Aquí tienes lo que has de hacer para quererme: apacienta mis ovejas».

Por tres veces se repiten las mismas palabras: «¿Me quieres?» «Te quiero». «Apacienta mis ovejas». Tres veces lo había negado por temor; tres veces le hace profesión de amor.

Finalmente, después que el Señor ha encomendado por tercera vez sus ovejas a Pedro, al responderle éste con su profesión de amor, con la que condenaba y borraba su pasado temor, añade el Señor a continuación: «Cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero cuando seas viejo, otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras». Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba dar gloria a Dios. Le anunciaba por adelantado la cruz, le predecía su martirio.

El Señor, pues, va más allá de lo que había dicho: Apacienta mis ovejas, ya que añade equivalentemente «Sufre por mis ovejas».

Oración

Escucha, Señor, las súplicas de tu pueblo, que hoy te invoca apoyado en la protección de tu mártir san Blas: concédenos, por sus méritos, la paz en esta vida y el premi­o de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

El mismo día 3 de febrero
San Oscar
Obispo

Nació en Francia a principios del siglo IX y fue educado el monasterio de Corbie. El año 826 marchó a Dinamarca a predicar la fe cristiana, pero con poco fruto; en Suecia, en cambio, obtuvo mejores resultados. Fue elegido obispo de Hamburgo, y el papa Gregorio IV, después de confirmar su nombramiento, lo designó también legado pontificio para Dina­marca y Suecia. Tuvo que enfrentarse a una serie de dificultades en su obra evangelizadora, pero todas las superó su fortaleza de ánimo. Murió el año 865.

Hay que anunciar, con toda libertad, el misterio de Cristo
Del Decreto Ad gentes, sobre la actividad misionera de la Iglesia, del Concilio Vaticano II

Aunque a todo discípulo de Cristo incumbe el deber de propagar la fe según su condición, Cristo, el Señor, de entre los discípulos, llama siempre a los que le parece bien, para tenerlos en su compañía y para enviarlos a predicar a las naciones.

Por lo cual, por medio del Espíritu Santo, que distribuye sus carismas según le place para común utilidad, inspira la vocación misionera en el corazón de cada uno y suscita al mismo tiempo en la Iglesia institutos que reciben como misión propia el deber de la evangelización, que pertenece a toda la Iglesia.

Son marcados con una vocación especial aquellos que, dotados de un carácter natural conveniente, idóneos por sus buenas dotes e ingenio, están dispuestos a emprender la obra misional, sean nativos del lugar o extranjeros: sacerdotes, religiosos o seglares. Enviados por la autoridad legítima, se dirigen con fe y obediencia a los que están lejos de Cristo, separados para el ministerio a que han sido destinados, como servidores del Evangelio, para que la ofrenda de los gentiles, consagrada por el Espíritu Santo, agrade a Dios.

El hombre debe responder al llamamiento de Dios de tal modo que, no asintiendo a la carne ni a la sangre, se entregue totalmente a la obra del Evangelio. Pero no puede dar esta respuesta si no lo inspira y alienta el Espíritu Santo.

El enviado entra en la vida y en la misión de aquel que se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo. Por eso, debe estar dispuesto a perseverar toda su vida en la vocación, a renunciarse a sí mismo y a hacerse todo para todos.

El que anuncia el Evangelio entre los paganos anuncie, con toda libertad, el misterio de Cristo, de quien es embajador, de suerte que, con su fuerza, se atreva a hablar como conviene, sin avergonzarse del escándalo de la cruz. Siguiendo las huellas de su Maestro, manso y humilde de corazón, manifieste que su yugo es llevadero y su carga ligera.

Dé testimonio de su Señor con una vida enteramente evangélica, con mucha constancia, con longanimidad, con benignidad, con caridad sincera, y, si es necesario, hasta el derramamiento de su propia sangre.

Dios le concederá valor y fortaleza para que vea qué abundancia de gozo se encierra en la experiencia intensa de la tribulación y de la absoluta pobreza.

Oración

Señor, Dios nuestro, que has querido enviar al obispo san Óscar a evangelizar numerosos pueblos, concédenos, por su intercesión, caminar siempre en la luz de tu ver­dad. Por nuestro Señor Jesucristo.

5 de febrero
Santa Agueda
Virgen y mártir

Padeció el martirio en Catania (Sicilia), probablemente en la persecución de Decio [249-251]. Desde la antigüedad su culto se extendió por toda la Iglesia y su nombre fue introducido en el Canon romano.

Su bondad provenía del mismo Dios, fuente de todo bien
Del sermón de san Metodio de Sicilia, obispo

Hermanos, como sabéis, la conmemoración anual de esta santa mártir nos reúne en este lugar para celebrar principalmente su glorioso martirio, que pertenece ya al pasado, pero que es también actual, ya que también ahora continúa su victorioso combate por medio de los milagros divinos por los que es coronada de nuevo todos los días y recibe una incomparable gloria.

Es una virgen, porque nació del Verbo inmortal (quien también por mi causa gustó de la muerte en su carne) e indiviso Hijo de Dios, como afirma el teólogo Juan: A cuantos le recibieron, les da poder para ser hijos de Dios.

Esta mujer virgen, la que hoy os ha invitado a nuestro convite sagrado, es la mujer desposada con un solo esposo, Cristo, para decirlo con el mismo simbolismo nupcial que emplea el apóstol Pablo.

Una virgen que, con la lámpara siempre encendida, enrojecía y embellecía sus labios, mejillas y lengua con la púrpura de la sangre del verdadero y divino Cordero, y que no dejaba de recordar y meditar continuamente la muerte de su ardiente enamorado, como si la tuviera presente ante sus ojos.

De este modo, su mística vestidura es un testimonio que habla por sí mismo a todas las generaciones futuras, ya que lleva en sí la marca indeleble de la sangre de Cristo, de la que está impregnada, como también la blancura resplandeciente de su virginidad.

Águeda hizo honor a su nombre, que significa «buena»; ella fue en verdad buena por su identificación con el mismo Dios; fue buena para su divino Esposo y lo es también para nosotros, ya que su bondad provenía del mismo Dios, fuente de todo bien.

En efecto, ¿cuál es la causa suprema de toda bondad sino aquel que es el sumo bien? Por esto, difícilmente hallaríamos algo que mereciera, como Águeda, nuestros elogios y alabanzas.

Águeda, buena de nombre y por sus hechos; Águeda, cuyo nombre indica de antemano la bondad de sus obras maravillosas, y cuyas obras corresponden a la bondad de su nombre; Águeda, cuyo solo nombre es un es­tímulo para que todos acudan a ella, y que nos enseña también con su ejemplo a que todos pongamos el máximo empeño en llegar sin demora al bien verdadero, que es sólo Dios.

Oración

Te rogamos, Señor, que la virgen santa Agueda nos alcance tu perdón, pues ella fue agradable a tus ojos por la fortaleza que mostró en su martirio y por el mérito de su castidad. Por nuestro Señor Jesucristo.

6 de febrero
San Pablo Miki y compañeros mártires

Pablo nació en Japón entre los años 1564 y 1566. Ingresó la Compañía de Jesús y predicó con mucho fruto el Evan­gelio entre sus conciudadanos. Al arreciar la persecución con­tra los católicos, fue encarcelado junto con otros veinticinco, entre ellos san Pedro Bautista, franciscano español, con cinco hermanos de hábito. Después de soportar graves ultrajes, fueron crucificados en Nagasaki el 5 de febrero de 1597.

Seréis mis testigos
De la Historia del martirio de san Pablo Miki y compañeros, escrita por un contemporáneo.

Clavados en la cruz, era admirable ver la constancia de todos, a la que les exhortaban el padre Pasio y el padre Rodríguez. El Padre Comisario estaba casi rígido, los ojos fijos en el cielo. El hermano Martín daba gracias a la bondad divina entonando algunos salmos y añadiendo el verso: A tus manos, Señor. También el hermano Francisco Blanco daba gracias a Dios con voz clara. El hermano Gonzalo recitaba también en alta voz la oración dominical y la salutación angélica.

Pablo Miki, nuestro hermano, al verse en el púlpito más honorable de los que hasta entonces había ocupado, declaró en primer lugar a los circunstantes que era japonés y jesuita, y que moría por anunciar el Evangelio, dando gracias a Dios por haberle hecho beneficio tan inestimable. Después añadió estas palabras:

«Al llegar este momento no creerá ninguno de vosotros que me voy a apartar de la verdad. Pues bien, os aseguro que no hay más camino de salvación que el de los cristianos. Y como quiera que el cristianismo me enseña a perdonar a mis enemigos y a cuantos me han ofendido, perdono sinceramente al rey y a los causantes de mi muerte, y les pido que reciban el bautismo».

Y, volviendo la mirada a los compañeros, comenzó a animarles para el trance supremo. Los rostros de todos tenían un aspecto alegre, pero el de Luis era singular. Un cristiano le gritó que estaría en seguida en el paraíso. Luis hizo un gesto con sus dedos y con todo su cuerpo, atrayendo las miradas de todos.

Antonio, que estaba al lado de Luis, fijos los ojos en el cielo, y después de invocar los nombres de Jesús y María, entonó el salmo: Alabad, siervos del Señor, que había aprendido en la catequesis de Nagasaki, pues en ella se les hace aprender a los niños ciertos salmos.

Otros repetían: «¡Jesús! ¡María!», con rostro sereno. Algunos exhortaban a los circunstantes a llevar una vida digna de cristianos. Con éstas y semejantes acciones mos­traban su prontitud para morir.

Entonces los verdugos desenvainaron cuatro lanzas como las que se usan en Japón. Al verlas, los fieles excla­maron: «¡Jesús! ¡María!», y se echaron a llorar con gemi­dos que llegaban al cielo. Los verdugos remataron en pocos instantes a cada uno de los mártires.

Oración

Oh Dios, fortaleza de todos los santos, que has llamado a san Pablo Miki y a sus compañeros a la vida eterna por medio de la cruz; concédenos, por su intercesión, mante­ner con vigor, hasta la muerte, la fe que profesamos. Por nuestro Señor Jesucristo.

8 de febrero
San Jerónimo Emiliani

Nació en Venecia el año 1486. Abrazó la carrera de las armas, que más tarde dejó, consagrándose al servicio de los pobres, después de distribuir entre ellos sus bienes. Fundó la Orden de los Clérigos Regulares de Somasca, con la misión de socorrer a los niños huérfanos y pobres. Murió en Somasca (Bérgamo) el año 1537.

Sólo en el Señor debemos confiar
De las cartas de san Jerónimo Emiliani a sus hermanos de religión

Hermanos dilectísimos en Cristo e hijos de la Sociedad de los Siervos de los pobres:

Os saluda vuestro humilde padre, y os exhorta a que perseveréis en el amor de Cristo y en la fiel observancia de la ley cristiana, tal como os lo demostré de palabra y obra cuando estaba con vosotros, a fin de que el Señor sea glorificado por mí en vosotros.

Nuestro fin es Dios, fuente de todo bien, y, como deci­mos en nuestra oración, sólo en él debemos confiar, y no en otros. Nuestro Señor, que es benigno, queriendo au­mentar vuestra fe (sin la cual, como dice el Evangelio, Cristo no pudo hacer muchos milagros) y escuchar vuestra oración, determinó que vivierais pobres, enfermos, afligidos, cansados y abandonados de todos, y que os vieseis incluso privados de mi presencia corporal, aunque no de la presencia espiritual de este vuestro pobre padre, que tanto os ama.

Sólo Dios sabe por qué obra así con vosotros; pero podemos sospechar tres razones:

La primera, que nuestro Señor os quiere contar entre sus hijos queridos, con tal que perseveréis en sus caminos; esto es lo que suele hacer con sus amigos para santi­ficarlos.

La otra razón es que pretende haceros confiar exclusi­vamente en él. Dios, como os he dicho, no realiza sus obras en aquellos que se resisten a depositar en él total­mente su fe y su esperanza; en cambio, infunde la pleni­tud de su caridad en aquellos que están llenos de fe y esperanza, y realiza grandes obras en ellos. Por eso, si tenéis auténtica fe y esperanza, hará con vosotros grandes cosas, él, que exalta a los humildes. Al hacer que me haya alejado de vosotros, y al alejar también a cualquier otro que goce de vuestro favor, Dios os da a elegir entre dos cosas: apartaros de la fe, volviendo a las cosas del mundo, o permanecer fuertes en la fe y obtener así su aprobación.

He aquí, pues, la tercera razón: Dios quiere probaros como al oro en el crisol. El fuego va consumiendo la gan­ga del oro, pero el oro bueno permanece y aumenta su valor. De igual modo se comporta Dios con su siervo bueno que espera y persevera en la tribulación. El Señor lo levanta y le devuelve, ya en este mundo, el ciento por uno de todo lo que dejó por amor suyo, y después le da la vida eterna.

Así es como se comporta Dios con todos sus santos. Así hizo con el pueblo de Israel después de que pasó tantas tribulaciones en Egipto: lo condujo por el desierto entre prodigios, lo alimentó con el maná y sobre todo le dio la tierra prometida. Si vosotros perseveráis constantes en la fe en medio de las tentaciones, Dios os dará paz y des­canso temporal en este mundo, y sosiego imperecedero en el otro.

Oración

Señor, Dios de las misericordias, que hiciste a san Jerónimo Emiliani padre y protector de los huérfanos, concédenos, por su intercesión, la gracia de permanecer siempre fieles al espíritu de adopción que nos hace verdaderamente hijos tuyos. Por nuestro Señor Jesucristo.

10 de febrero
Santa Escolástica
Virgen

Hermana de san Benito, nació en Nursia (Italia), hacia el año 480. Se entregó a Dios como su hermano y le siguió al Monte Casino, donde murió hacia el año 547.

Pudo más porque amó más
De los libros de los Diálogos de san Gregorio Magno, papa

Escolástica, hermana de Benito, dedicada desde su infancia al Señor todopoderoso, solía visitar a su hermano una vez al año. El varón de Dios se encontraba con ella fuera de las puertas del convento, en las posesiones del monasterio. Cierto día vino Escolástica, como de costumbre, y su venerable hermano bajó a verla con algunos discípulos, y pasaron el día entero entonando las alabanzas de Dios y entretenidos en santas conversaciones. Al anochecer, cenaron juntos.

Con el interés de la conversación se hizo tarde y en­tonces aquella santa mujer le dijo: «Te ruego que no me dejes esta noche y que sigamos hablando de las delicias del cielo hasta mañana».

A lo que respondió Benito: «¿Qué es lo que dices, hermana? No me está permitido permanecer fuera del convento». Pero aquella santa, al oír la negativa de su hermano, cruzando sus manos, las puso sobre la mesa y, apoyando en ellas la cabeza, oró al Dios todopoderoso.

Al levantar la cabeza, comenzó a relampaguear, tronar y diluviar de tal modo, que ni Benito ni los hermanos que le acompañaban pudieron salir de aquel lugar.

Comenzó entonces el varón de Dios a lamentarse y entristecerse, diciendo: «Que Dios te perdone, hermana. ¿Qué es lo que acabas hacer?».

Respondió ella: «Te lo pedí, y no quisiste escucharme; rogué a mi Dios, escuchó. Ahora sal, si puedes, despídeme y vuelve al monasterio».

Benito, que no había querido quedarse voluntariamente, no tuvo, al fin, más remedio que quedarse allí. Así pudieron pasar toda la noche en vela, en santas conversaciones sobre la vida espiritual, quedando cada uno gozoso de las palabras que escuchaba a su hermano.

No es de extrañar que al fin la mujer fuera más poderosa que el varón, ya que, como dice Juan: Dios es amor, y, por esto, pudo más porque amó más.

A los tres días, Benito, mirando al cielo, vio cómo el alma de su hermana salía de su cuerpo en figura de paloma y penetraba en el cielo. Él, congratulándose de su gran gloria, dio gracias al Dios todopoderoso con himnos y cánticos, y envió a unos hermanos a que trajeran su cuerpo al monasterio y lo depositaran en el sepulcro que había preparado para sí.

Así ocurrió que estas dos almas, siempre unidas en Dios, no vieron tampoco sus cuerpos separados ni siquiera en la sepultura.

Oración

Te rogamos, Señor, al celebrar la fiesta de santa Escolástica, virgen, que, imitando su ejemplo, te sirvamos con un corazón puro, y alcancemos así los saludables efectos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.

11 de febrero
Nuestra Señora de Lourdes

En el año 1858 la virgen María Inmaculada se apareció a Bernardita Soubirous, cerca de Lourdes (Francia), dentro de la cueva de Massabielle. Por medio de esta humilde joven­cita, María llama a los pecadores a la conversión, suscitando un gran celo de oración y amor, principalmente como servicio a los enfermos y pobres.

La Señora me habló
De una carta de santa María Bernarda Soubirous, virgen

Cierto día fui a la orilla del río Gave a recoger leña con otras dos niñas. En seguida oí como un ruido. Miré a la pradera, pero los árboles no se movían. Alcé entonces la cabeza hacia la gruta y vi a una mujer vestida de blan­co, con un cinturón azul celeste y sobre cada uno de sus pies una rosa amarilla, del mismo color que las cuentas de su rosario.

Creyendo engañarme, me restregué los ojos. Metí la mano en el bolsillo para buscar mi rosario. Quise hacer la señal de la cruz, pero fui incapaz de llevar la mano a la frente. Cuando la Señora hizo la señal de la cruz, lo intenté yo también y, aunque me temblaba la mano, conseguí hacerla. Comencé a rezar el rosario, mientras la Señora iba desgranando sus cuentas, aunque sin despegar los labios. Al acabar el rosario, la visión se desvaneció.

Pregunté entonces a las dos niñas si habían visto algo. Ellas lo negaron y me preguntaron si es que tenía que hacerles algún descubrimiento. Les dije que había visto a una mujer vestida de blanco, pero que no sabía de quién se trataba. Les pedí que no lo contaran. Ellas me recomendaron que no volviese más por allí, a lo que me opuse. El domingo volví, pues sentía internamente que me impulsaban...

 Aquella Señora no me habló hasta la tercera vez, y me preguntó si querría ir durante quince días. Le dije que sí, y ella añadió que debía avisar a los sacerdotes para que edificaran allí una capilla. Luego me ordenó que bebiera de la fuente. Como no veía ninguna fuente, me fui hacia el río Gave, pero ella me indicó que no hablaba de ese río, y señaló con el dedo la fuente. Me acerqué, y no hallé más que un poco de agua entre el barro. Metí la mano, y apenas podía sacar nada, por lo que comencé a escarbar y al final pude sacar algo de agua; por tres veces la arrojé y a la cuarta pude beber. Después desapareció la visión y yo me marché.

Volví a ir allá durante quince días. La Señora se me apareció como de costumbre, menos un lunes y un viernes. Siempre me decía que advirtiera a los sacerdotes que debían edificarle una capilla, me mandaba lavarme en la fuente y rogar por la conversión de los pecadores. Le pregunté varias veces quién era, a lo que me respondía con una leve sonrisa. Por fin, levantando los brazos y ojos al cielo, me dijo:

«Yo soy la Inmaculada Concepción».

En aquellos días me reveló también tres secretos, prohibiéndome absolutamente que los comunicase a nadie, lo que he cumplido fielmente hasta ahora.

Oración

Dios de misericordia, remedia con el amparo del cielo nuestro desvalimiento, para que, cuantos celebramos la memoria de la inmaculada Virgen María, Madre de Dios, podamos, por su intercesión, vernos libres de nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo.

14 de febrero
San Cirilo, monje, y san Metodio, Obispo

Cirilo, nacido en Tesalónica, hizo brillantes estudios en Constantinopla. En unión de su hermano Metodio se dirigió a Moravia a predicar la fe. Entre los dos publicaron los textos litúrgicos en lengua eslava escritos en caracteres «cirílicos», como después se designaron. Llamados a Roma, Cirilo murió allí el 14 de febrero del año 869. Metodio, consagrado obis­po, marchó a Panonia, donde desarrolló una infatigable labor de evangelización. Tuvo que sufrir mucho a causa de los envi­diosos, pero contó siempre con el apoyo de los papas. Mu­rió el 6 de abril del año 885 en la ciudad checoslovaca de Vellehrad.

Acrecienta tu Iglesia, y reúne a todos sus miembros en la unidad
De la Vida eslava de Constantino Cirilo

Cargado de trabajos, Constantino Cirilo cayó enfermo; estuvo muchos días con fiebre y un día tuvo una visión de Dios y empezó a cantar así:

«Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»; se regocijan mi corazón y mi espíritu».

Revestido de sus ornamentos, se pasó todo aquel día lleno de contento, diciendo:

«Desde ahora ya no soy siervo ni del emperador ni de hombre alguno sobre la tierra, sino sólo de Dios todopoderoso. Primero no existía, luego existí, y existiré para siempre. Amén».

Al día siguiente se vistió con el santo hábito monástico y, como quien añade luz a la luz, se impuso el nombre de Cirilo. Permaneció con este hábito durante cincuenta días.

Llegada la hora de recibir el merecido descanso y emigrar a las moradas eternas, levantó las manos hacia Dios, diciendo entre sollozos:

«Señor Dios mío, que creaste todas las jerarquías angélicas y las potestades incorpóreas, desplegaste el cielo y afirmaste la tierra y trajiste todas las cosas de la inexistencia a la existencia, que escuchas continuamente a los que hacen tu voluntad, te temen y guardan tus preceptos: escucha mi oración y guarda a tu fiel rebaño, que encomendaste a este tu siervo inepto e indigno.

Líbralos de la impiedad y del paganismo de los que blasfeman contra ti, acrecienta tu Iglesia y reúne a todos sus miembros en la unidad. Haz que tu pueblo viva concorde en la verdadera fe, e inspírale la palabra de tu doctrina, pues tuyo es el don que nos diste para que predicáramos el Evangelio de tu Cristo, exhortándonos a hacer buenas obras que fueran de tu agrado. Te devuelvo como tuyos a los que me diste; dirígelos con tu poderosa diestra y guárdalos bajo la sombra de tus alas, para que todos alaben y glorifiquen el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

Y, besando a todos con el ósculo santo, dijo:

«Bendito el Señor, que no nos entregó en presa a sus dientes; hemos salvado la vida como un pájaro de la trampa del cazador; la trampa se rompió, y escapamos».

Y con esto se durmió en el Señor. Tenía cuarenta y dos años de edad.

El papa ordenó que todos los griegos residentes en Roma, así como los romanos, asistieran con cirios al funeral de aquel santo varón, y que lo hicieran como si del mismo papa se tratase.

Oración

Dios, que iluminaste a los pueblos eslavos mediante los trabajos apostólicos de los santos hermanos Cirilo y Metodio, concédenos la gracia de aceptar tu palabra y de llegar a formar un pueblo unido en la confesión y defensa de la verdadera fe. Por nuestro Señor Jesucristo.

17 de febrero
Los siete santos fundadores de la Orden de los Siervos de la Virgen María

Estos siete varones florentinos llevaron primero una vida eremítica en el monte Senario, con particular dedicación al culto de la Virgen. Después se dedicaron a predicar por toda la Toscana y fundaron la Orden de Siervos de santa María Virgen, «Servitas», reconocida por la Santa Sede el año 1304. Su memoria anual se celebra este día, en el que, según se dice, murió uno de ellos, san Alejo Falconieri, el año 1310.

Hagamos el elogio de los hombres ilustres
De la tradición sobre el origen de la Orden de los Siervos de la Virgen María

Siete fueron los varones, dignos de reverencia y honor, que reunió nuestra Señora como siete estrellas, para dar comienzo, por la concordia de su cuerpo y de su espíritu, a la Orden de sus siervos.

Cuando yo entré en la Orden sólo vivía uno de aquéllos, que se llamaba hermano Alejo. Nuestra Señora tuvo a bien mantenerlo en vida hasta nuestros días para que nos contara los orígenes de la Orden. La vida de este hermano Alejo era, como pude ver con mis propios ojos, una vida tan edificante que no sólo movía con su ejemplo a todos los que con él vivían, sino que constituía la mejor garantía a favor de su espíritu, del de sus compañeros y de nuestra Orden.

Su estado de vida, antes de que vivieran en comunidad, constaba de cuatro puntos. El primero, referente a su condición ante la Iglesia. Unos habían hecho voto de virginidad o castidad perpetua, otros estaban casados y otros viudos. Referente a su actividad pública, eran comerciantes. Pero en cuanto encontraron la perla precio­sa, es decir, nuestra Orden, no solamente dieron a los pobres todo lo que poseían, sino que se entregaron con gran alegría al servicio de Dios y de la Señora.

El tercer punto se refiere a su devoción a la Virgen. En Florencia existía una antiquísima congregación que, debido a su antigüedad, su santidad y número de miem­bros, se llamaba «Sociedad mayor de nuestra Señora». De esta sociedad procedían aquellos siete varones, tan amantes de nuestra Señora.

Por último, me referiré a su espíritu de perfección. Amaban a Dios sobre todas las cosas, a él dirigían, como pide el debido orden, todo cuanto hacían y le honraban con sus pensamientos, palabras y obras.

Una vez que tomaron la decisión de vivir en comuni­dad, y confirmado su propósito por inspiración divina, ya que nuestra Señora les impulsaba especialmente a este género de vida, fueron arreglando la situación de sus familias, dejándoles lo necesario y repartiendo lo demás entre los pobres. Después buscaron a varones prudentes, honestos y ejemplares y les participaron su propósito.

Subieron al monte Senario, edificaron en lo alto una casita y se fueron a vivir allí. Comenzaron a pensar que no sólo estaban allí para conseguir su santidad, sino que también debían admitir a otros miembros para acre­centar la nueva Orden que nuestra Señora había comen­zado con ellos. Dispuestos a recibir a más hermanos, admitieron a algunos de ellos y así fundaron nuestra Orden. Nuestra Señora fue la principal artífice en la edificación de la Orden, fundada sobre la humildad de nuestros hermanos, construida sobre su caridad y conservada ­por su pobreza.

Oración

Señor, infunde en nosotros el espíritu de amor que llevó a estos santos hermanos a venerar con la mayor devoción a la Madre de Dios, y les impulsó a conducir a tu pueblo al conocimiento y al amor de tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo.

21 de febrero
San Pedro Damiani
Obispo y doctor de la Iglesia

Nació en Ravena, el año 1007; acabados los estudios, ejerció la docencia, pero se retiró en seguida al yermo de Fonte Avellana, donde fue elegido prior. Fue gran propagador de la vida religiosa allí y en otras regiones de Italia. En aquella dura época ayudó eficazmente a los papas, con sus escritos y legaciones, en la reforma de la Iglesia. Creado por Esteban IX cardenal y ­obispo de Ostia, murió el año 1072 y al poco tiempo era venerado como santo.

Tras la tristeza, espera con alegría el gozo
De las cartas de san Pedro Damiani, obispo

Me has pedido, dilectísimo hermano, que te transmita por carta unas palabras de consuelo capaces de endulzar tu razón, amargado por tantos sufrimientos como te afligen.

Pero si tu inteligencia está despierta, a mano tienes el consuelo que necesitas, pues la misma palabra divina te instruye como a hijo, destinado a obtener la herencia. Medita en aquellas palabras: Hijo mío, cuando te acerques al temor de Dios, prepárate para las pruebas; mantén el corazón firme, sé valiente.

Donde está el temor está la justicia. La prueba que para nosotros supone cualquier adversidad no es un castigo de ­esclavos, sino una corrección paterna.

Por esto Job, en medio de sus calamidades, si bien dice: Que Dios se digne triturarme y cortar de un tirón la trama de mi vida, añade a continuación: Sería un consuelo para mí; aun torturado sin piedad, saltaría de gozo.

Para los elegidos de Dios, sus mismas pruebas son un consuelo, pues en virtud de estos sufrimientos momen­táneos dan grandes pasos por el camino de la esperanza hasta alcanzar la felicidad del cielo.

Lo mismo hacen el martillo y la lima con el oro, quitándole la escoria para que brille más. El horno prueba la vasija del alfarero, el hombre se prueba en la tribulación. ­Por esto dice también Santiago: Hermanos míos: Teneos por muy dichosos cuando os veáis asediados por toda clase de pruebas.

Con razón deben alegrarse quienes sufren por sus malas obras una pena temporal, y, en cambio, obtienen por sus obras buenas los premios sempiternos del cielo.

Todo ello significa que no deben deprimir tu espíritu los sufrimientos que padeces y las correcciones con que te aflige la disciplina celestial; no murmures ni te lamentes, no te consumas en la tristeza o la pusilanimidad. Que resplandezca en tu rostro la serenidad, en tu mente la alegría, en tu boca la acción de gracias.

Alabanza merece la dispensación divina, que aflige temporalmente a los suyos para librarlos del castigo eterno, que derriba para exaltar, corta para curar y deprime para elevar.

Robustece tu espíritu con éstos y otros testimonios de la Escritura y, tras la tristeza, espera con alegría el gozo que vendrá.

Que la esperanza te levante ese gozo, que la caridad encienda tu fervor. Así tu mente, bien saciada, será  capaz de olvidar los sufrimientos exteriores y progresará en la posesión de los bienes que contempla en su interior.

Oración

Dios todopoderoso, concédenos seguir con fidelidad los consejos y ejemplos de san Pedro Damiani, obispo, para que, amando a Cristo sobre todas las cosas, y dedicados siempre al servicio de tu Iglesia, merezcamos llegar a los gozos eternos. Por nuestro Señor Jesucristo.

22 de febrero
La cátedra del apóstol san Pedro

La festividad de la Cátedra de san Pedro se celebraba en Roma ya en el siglo IV, en este día, para poner de manifiesto la unidad de la Iglesia, fundada en la persona del Apóstol.

La Iglesia de Cristo se levanta sobre la firmeza de la fe de Pedro
De los sermones de san León Magno, papa

De todos se elige a Pedro, a quien se pone al frente de la misión universal de la Iglesia, de todos los apóstoles y los Padres de la Iglesia; y, aunque en el pueblo de Dios hay muchos sacerdotes y muchos pastores, a todos los gobierna Pedro, aunque todos son regidos eminentemente ­por Cristo. La bondad divina ha concedido a este hombre una excelsa y admirable participación de su poder, y todo lo que tienen de común con Pedro los otros jerarcas, les es concedido por medio de Pedro.

El Señor pregunta a sus apóstoles qué es lo que los hombres opinan de él, y en tanto coinciden sus respuestas en cuanto reflejan la ambigüedad de la ignorancia humana.

Pero, cuando urge qué es lo que piensan los mismos discípulos, es el primero en confesar al Señor aquel que es primero en la dignidad apostólica. A las palabras de Pedro: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo, le responde el Señor: ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo.

Es decir: «Eres verdaderamente dichoso porque es mi Padre quien te lo ha revelado; la humana opinión no te ha inducido a error, sino que la revelación del cielo te ha iluminado, y no ha sido nadie de carne y hueso, sino que te lo ha enseñado aquel de quien soy el Hijo único».

Y añade: Ahora te digo yo, esto es: «Del mismo modo que mi Padre te ha revelado mi divinidad, igualmente yo ahora te doy a conocer tu dignidad: Tú eres Pedro, que soy la piedra inviolable, la piedra angular que ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, yo, que soy el fundamento, fuera del cual nadie puede edificar, te digo a ti, Pedro, que eres también piedra, porque serás fortalecido por mi poder de tal forma que lo que me pertenece por propio poder sea común a ambos por tu participación conmigo».

Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. «Sobre esta fortaleza –quiere decir– construiré el templo eterno y la sublimidad de mi Iglesia, que alcanzará el cielo y se levantará sobre la firmeza de la fe de Pedro».

El poder del infierno no podrá con esta profesión de fe ni la encadenarán los lazos de la muerte, pues estas palabras son palabras de vida. Y del mismo modo que lleva al cielo a los confesores de la fe, igualmente arroja al infierno a los que la niegan.

Por esto dice al bienaventurado Pedro: Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.

La prerrogativa de este poder se comunica también a los otros apóstoles y se transmite a todos los obispos de la Iglesia, pero no en vano se encomienda a uno o que se ordena a todos; de una forma especial se otorga esto a Pedro, porque la figura de Pedro se pone al frente de todos los pastores de la Iglesia.

Oración

Dios todopoderoso, no permitas que seamos perturbados por ningún peligro, tú que nos has afianzado sobre la roca de la fe apostólica. Por nuestro Señor Jesucristo.

23 de febrero
San Policarpo, Obispo y mártir

Policarpo, discípulo de los apóstoles y obispo de Esmirna, dio hospedaje a Ignacio de Antioquía. Hizo un viaje a Roma para tratar con el papa Aniceto la cuestión de la fiesta de la Pascua. Sufrió el martirio hacia el año 155, siendo quemado vivo en el estadio de la ciudad.

Como un sacrificio enjundioso y agradable
De la carta de la Iglesia de Esmirna sobre el martirio de san Policarpo

Preparada la hoguera, Policarpo se quitó todos sus vestidos, se desató el ceñidor e intentaba también  descalzarse, cosa que antes no acostumbraba a hacer, ya que todos los fieles competían entre sí por ser los primeros en tocar su cuerpo; pues, debido a sus buenas costumbres, aun antes de alcanzar la palma del martirio, estaba ador­nado con todas las virtudes.

Policarpo se encontraba en el lugar del tormento ro­deado de todos los instrumentos necesarios para quemar a un reo. Pero, cuando le quisieron sujetar con los clavos, les dijo:

«Dejadme así, pues quien me da fuerza para soportar el fuego me concederá también permanecer inmóvil en medio de la hoguera sin la sujeción de los clavos».

Por tanto, no le sujetaron con los clavos, sino que lo ataron.

Ligadas las manos a la espalda como si fuera una víctima insigne seleccionada de entre el numeroso rebaño para el sacrificio, como ofrenda agradable a Dios, mirando al cielo, dijo:

«Señor, Dios todopoderoso, Padre de nuestro amado y bendito Jesucristo, Hijo tuyo, por quien te hemos conocido; Dios de los ángeles, de los arcángeles, de toda criatura y de todos los justos que viven en tu presencia: te bendigo, porque en este día y en esta hora me has concedido ser contado entre el número de tus mártires, participar del cáliz de Cristo y, por el Espíritu Santo, ser destinado a la resurrección de la vida eterna en la incorruptibilidad del alma y del cuerpo. ¡Ojalá que sea yo también contado entre el número de tus santos como un sacrificio enjundioso y agradable, tal como lo dispusiste de antemano, me lo diste a conocer y ahora lo cumples, oh Dios veraz e ignorante de la mentira!

Por esto te alabo, te bendigo y te glorifico en todas las cosas por medio de tu Hijo amado Jesucristo, eterno y celestial Pontífice. Por él a ti, en unión con él mismo y el Espíritu Santo, sea la gloria ahora y en el futuro, por los siglos de los siglos. Amén».

Una vez que acabó su oración y hubo pronunciado su «Amén», los verdugos encendieron el fuego.

Cuando la hoguera se inflamó, vimos un milagro; nosotros fuimos escogidos para contemplarlo, con el fin de que lo narrásemos a la posteridad. El fuego tomó la forma de una bóveda, como la vela de una nave henchida por el viento, rodeando el cuerpo del mártir que, colocándose en medio, no parecía un cuerpo que está abrasándose, sino como un pan que está cociéndose, o como el oro o la plata que resplandecen en la fundición. Finalmente, nos embriagó un olor exquisito, como si se estuviera quemando incienso o algún otro preciado aroma.

Oración

Dios de todas las criaturas, que te has dignado agregar a san Policarpo, tu obispo, al número de los mártires concédenos, por su intercesión, participar con él en la pasión de Cristo, y resucitar a la vida eterna. Por nuestro S­eñor Jesucristo.


ADVOCACIONES DE MARIA DEL MES DE FEBRERO


ADVOCACIONES DE MARIA DEL MES DE FEBRERO

1 -Vísperas de la Purificación de Nuestra Señora.

2 -Presentación de Jesús y Purificación de Nuestra Señora de la Candelaria. Celebrada por primera vez en 544
-Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela.
-Nuestra Señora de la Candelaria, Patrona de las Islas Canarias.

3 -Nuestra Señora de Saideneida, Damasco.
Nuestra Señora de Suyapa. Patrona de Honduras.

4 -Nuestra Señora del Fuego.

5 -Dedicación de la primera Iglesia de Nuestra Señora por San Pedro, Tortosa, Italia.

6 -Nuestra Señora de Louvain, Bélgica (1444).

7 -Nuestra Señora de la Gracia (o Nuestra Señora de la Cabeza Inclinada), Roma (1610).

8 -Abadía de Nuestra Señora del Lirio, Melun, Francia (siglo 13).

9 -Nuestra Señora de las Campanas, Catedral de Saintes, Francia.

10 -Nuestra Señora de la Paloma, Bolonia, Italia.

11 -Nuestra Señora de Lourdes, Francia (1858).

12 -Nuestra Señora de Argenteuil, Paris, construida por Clovis I (101) contiene una porción de la Túnica sin Costuras.

13 -Nuestra Señora de Pellevoisin, Francia (1876).

14 -Nuestra Señora de Bourbourg, Flandes (1383).

15 -Nuestra Señora de Paris, Francia (522).

16 -Nuestra Señora de la Espina, Chalons-sur-Marne, Francia (Siglo 19)

17 -Nuestra Señora de Constantinopla, Bari, Turquía (566).

18 -Nuestra Señora de Laon, Reims, Francia (500), fundada por San Remigio.

19 -Nuestra Señora de la Buena Noticia, Lempdes, Francia (1500´s)

20 -Nuestra Señora de Bolougne sur Mer, Francia (633).

21 -Nuestra Señora de Bon Port, Dol.

22 -Nuestra Señora del Socorro, Rennes, Francia

23 -Nuestra Señora de Roches, cerca de Salamanca, España (434).

24 -La plaga en Roma termina después que el Papa encabeza una procesión con la pintura de Nuestra Señora hecha por San Lucas, (591).

25 -Nuestra Señora de la Victoria, Constantinopla (621).
-Nuestra Señora del Gran Poder, Quebec, Canadá (1673).

26 -Nuestra Señora de los Campos, Paris, Francia, consagrada por San Denis (250).

27 -Nuestra Señora de la Luz, Lisboa, Portugal, y Palermo, Italia (Siglo 18).

28 -Institución del Monasterio de la Anunciación, Bethune, Francia (1519).

LECTIO DIVINA PARA EL 10 DE FEBRERO DE 2013


LECTIO DIVINA PARA EL 10 DE FEBRERO DE 2013

Centro Bíblico Pastoral para América Latina – CELAM

Estudio Bíblico de apoyo para la Lectio Divina

Quinto Domingo Ordinario C – 10 de Febrero de 2013

Comienza el discipulado del apóstol: La vocación de Simón Pedro

Lectio de Lucas 5,1-11


Introducción

A orillas del lago de Galilea, hace casi dos mil años, algo extraordinario sucedió para que algunos pescadores –el Evangelio nos destaca los nombres de Pedro, Santiago y Juan- hubieran abandonado sus barcas, sus redes y los peces acabados de pescar en increíble cantidad. Todo esto lo hicieron para seguir de cerca de la persona de Jesús.

Simón Pedro nos cuenta el por qué del gran giro que tuvo su vida: “Maestro, en tu Palabra echaré las redes”. Sí, fue por causa de la Palabra de Jesús.

Vamos a entrar hoy en este maravilloso relato, tratando de descubrir lo que sucedió aquella mañana, tal como nos lo describe la pluma lucana.

Leamos Lucas 5,1-11:

“1Estaba él a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios, 2cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. 3Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. 4Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: „Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar?. 5Simón le respondió: „Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes?. 6Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. 7Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. 8Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: „Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador?. 9Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. 10Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: "No temas. Desde ahora serás pescador de hombres?. 11Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron”.

Antes de hacer algunas anotaciones sobre el texto, llamamos la atención sobre algunos puntos.

El contexto

Los textos de Lucas que leímos los dos domingos anteriores nos presentaron la jornada inaugural de ministerio de Jesús en Nazaret. Jesús leyó su misión en la Palabra de Dios escrita en el profeta Isaías y anunció el cumplimiento de las promesas de Dios en la persona de él (ver Lc 4,16-22).

Luego vimos el rechazo que se produjo en la sinagoga (ver 4,23-30). A pesar del rechazo radical, nos sigue diciendo Lucas, Jesús permanece fiel a su misión de anunciar la Buena Nueva del Reino en Cafarnaúm y en las sinagogas de Judea (ver 4,31-44).

Después de estos relatos “programáticos”, comienza ahora la narración de la misión de Jesús en Galilea (Lucas 5,1-9,50). En primer paso es el llamado de Simón Pedro y sus compañeros para ser colaboradores de Jesús en la misión.

Cómo aparece Jesús en el relato de Lc 5,1-11

Todo parte de la iniciativa de Jesús:

- Jesús ve dos barcas (5,2)

- Jesús escoge la de barca de Simón y sube a ella (5,3a).

- Jesús le pide a Simón que aleje su barca de tierra para poder hablar más fácilmente a la multitud (5,3b).

- Jesús educa a la multitud (5,3c)

- Jesús le ordena a Simón remar mar adentro (5,4). Se provoca entonces una pesca milagrosa.

- Jesús le hace una promesa a Simón (5,10), la cual provoca como reacción el seguimiento del primer apóstol y de sus compañeros.

Entremos ahora así en la lectura del texto.

1. Introducción: la predicación de Jesús a la orilla del lago desde la barca de Simón (5,1-3)

“1Estaba él a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios, 2cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. 3Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. El contraste con lo sucedido en Nazaret es notable: Jesús encuentra personas dispuestas a escucharlo. Lucas nos habla de multitud que “agolpaba sobre él”. Esta gente desea “escuchar la Palabra de Dios”. La expresión nos remite al episodio inmediatamente anterior en Cafarnaúm, en cuya sinagoga la gente aclama el poder de la Palabra de Jesús: “¡Que palabra ésta!” (4,36).

En esta circunstancia, Jesús busca apoyo en la barca de Simón. Se nota ya una primera elección: “Vio dos barcas… subiendo a una de las barcas, que era de Simón” (5,2-3). Simón recibe una orden de Jesús, la de alejarse un poco de tierra, y luego, en calidad de maestro (“sentándose”) educa a la muchedumbre. Se deja entender que Simón escucha la predicación de Jesús.

La enseñanza parece ocurrir de forma continuada: “enseñaba” (el tiempo verbal griego llamado “imperfecto”, indica una acción que continúa en el tiempo). Este efecto permite establecer una conexión entre esta escena inicial y la que sigue.

2. El llamado de Simón (Pedro) y sus compañeros (5,4-11)

Todavía “sentado” como maestro en la barca, Jesús le ordena a Simón que introduzca más la barca en el lago. Así comienza la parte central del relato.

La dinámica de esta parte apunta a mostrar la naturaleza de la relación que se entabla entre Jesús y aquellos que llama para ser sus colaboradores. De hecho, se pone en primer plano la experiencia que Simón (Pedro) hace de la persona de Jesús y también lo que lo que significa llevar a cabo un encargo suyo.

Notemos cómo tiene relevancia el diálogo entre Jesús y Simón. Hay cuatro intervenciones:

(1) Jesús habla dos veces. La primera para darle una orden (5,4: “Boga mar adentro y echad vuestras redes para pescar”) y la segunda para hacerle una promesa (5,10: “No temas. Desde ahora será pescador de hombres”).

(2) Simón también habla dos veces. Estas dos intervenciones se dan en el medio, entre la primera y la segunda palabra de Jesús. La primera vez Simón hace una afirmación (5,5: “Maestro, hemos bregado toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes”); la segunda vez le hace una solicitud (5,8: “Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador”). Veamos también la manera como Simón se dirige a Jesús: la primera vez lo llama “Maestro” y la segunda “Señor”.

Sigamos el hilo del relato:

2.1 El mandato de Jesús (4,4)

“Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: „Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar?”. Jesús pronuncia una palabra con autoridad. La orden de ir a pescar anticipa lo que se dirá en la promesa: la tarea apostólica del “pescador de hombres”. Simón va a aprender ahora lo que significa ejecutar una misión encomendada por Jesús.

2.2. La acción de Simón y la pesca milagrosa (5,5-7)

“5Simón le respondió:

"Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes?. 6Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. 7Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían”

Pedro muestra su sorpresa. Habían trabajado toda la noche y no habían pescado nada. Lo habían hecho durante el tiempo en el cual todavía era posible capturar peces. Cuando llega el día, las posibilidades de éxito son prácticamente nulas. Para un conocedor de la pesca en el lago, como los es Simón, es claro que Jesús está pidiendo un imposible.

La objeción de Simón tiene sentido. Sin embargo, Simón cree en la Palabra de Jesús y arriesga a una empresa que, si se analiza desde el punto de vista humano, es descabellada. Lo importante es que Simón lo hace con una declaración de confianza en el poder de la Palabra de Jesús, a la manera de las invocaciones del Salmo 119: “Confío en tu Palabra... En tu Palabra esperaré”.

Simón llama a Jesús “Maestro” (aquí se usa el término griego “epistates”) que puede tener varias significaciones:

(1)    En boca de un estudiante, designa al instructor, a quien dispensa un saber. Jesús es, efectivamente, un “maestro”; así se ha comportado en los vv.1-3. donde es descrito como maestro que enseña el Reino de Dios a la multitud apostada en la orilla, desde la barca.

(2) Designa también a alguien que dispone de un poder, así como lo tiene el jefe de un equipo. En este sentido, Jesús da órdenes y dirige la maniobra de los pescadores de manera tal que superan todas las expectativas.

El efecto del poder de la Palabra de Jesús se constata inmediatamente. Lucas nos da detalles del efecto: “gran cantidad de peces”... “las redes amenazaban romperse”... “las dos barcas casi se hundían”. Todo esto es el punto de partida de la impresión que se lleva Simón de Jesús y del asombro de los compañeros. Valga anotar que la ayuda que prestan los compañeros de la otra barca insinúa la eclesialidad que implica el trabajo apostólico.

2.3. La reacción de Simón y sus compañeros frente al poder de la Palabra de Jesús (5,8-10a)

“8Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: „Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador?. 9Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. 10aY lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón”.

Simón Pedro cae (de rodillas) ante Jesús y nos da una preciosa lección sobre lo que es la oración de un discípulo. De hecho, el discipulado de Simón Pedro comienza oracionalmente. Jesús parece estar sentado todavía en la barca (por eso también la frase “cayó a las rodillas de Jesús”).

Simón Pedro reconoce a Jesús como “Señor”. Este segundo título supera al primero, el de “maestro”. En pocas palabras, el jefe de la barca y sus marineros admiten que la eficacia de la pesca no proviene solamente de sus fuerzas. Sin el “Señor”, su trabajo habría sido infructuoso. Escuchando la Palabra del Señor y ejecutando su voluntad, ellos se convierten en servidores eficaces del Reino de Dios.

Ante la presencia del “Santo de Dios”, Simón se reconoce como un pobre pecador, reconociendo así su indignidad. La verdad de Jesús lleva a Simón a descubrir su propia verdad. Un excelente ejemplo de camino penitencial. Pero Jesús no hará caso de la solicitud de “alejarse”, más bien sucede todo lo contrario.

2.4. La promesa de Jesús a Simón (5,10b)

“10bJesús dijo a Simón: „No temas. Desde ahora serás pescador de hombres?”.

La promesa de Jesús tiene relación estrecha con la experiencia que Simón acaba de hacer del poder y de la validez de la Palabra del Maestro.

Poco antes, Simón había conocido a Jesús como aquel que quiere que la gente acoja su Buena Nueva. Ahora, aunque modo todavía impreciso, Jesús le hace entender que su misión será participar en esta acción: anunciar la Buena Nueva de la salvación a todos los hombres.

Tres anotaciones importantes hay que hacer en la frase de Jesús:

(1) La expresión “No temas” puede ser entendida como una expresión de perdón. Jesús asume a Simón como él es, aun sabiendo de su fragilidad.

(2) La expresión “pecador de hombres” nos remite a Jeremías 16,16, donde se refiere al que congrega al pueblo de Dios disperso después del exilio. Por lo tanto apunta a la misión de apóstol de formar la comunidad.

(3) Lucas es cuidadoso al escoger el término griego con el que traducimos pecador. Puesto que pescar en la práctica es matar al pescado, Lucas cambia el término habitual por “sacar vivos”.

2.5. Conclusión: el seguimiento de Jesús por parte de Simón y sus compañeros

“11Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron”. Finalmente Simón y sus compañeros abandonan sus barcas. Parecen hacerlo de manera definitiva, como lo insinúa la expresión “llevar a tierra” (es decir, sacar del agua porque no volverán a ser utilizadas).

Cuando comparamos el comienzo del seguimiento de Simón y sus compañeros con el relato de los otros evangelios, vemos cómo Lucas acentúa la radicalidad con la expresión “dejándolo todo” (y lo mismo sucede luego con Leví: “Dejándolo todo, se levantó y le siguió”, 5,28; ver 14,33; 18,22.28; 21,3-4). El abandono de los bienes, a partir de aquí se convierte en un pre-requiso para el discipulado. El desprendimiento del discípulo es total, es decir, su confianza en el nuevo guía de su vida es absoluta. Por él se lo deja todo, de él se lo recibe todo.

“Y le siguió”... El discipulado, según Lucas, toma la forma de un viaje. Ser discípulo de Jesús implica ir detrás de él a lo largo de su camino, desde Galilea hasta Jerusalén y, finalmente, hasta Dios. El discipulado no es estático, implica esta dinámica, esta movilidad. Además, la metáfora del acompañamiento físico es una alusión a una realidad más profunda: la adhesión personal a Jesús, a su estilo de vida y a su misión.

Comienza así una nueva etapa en la vida de Simón. Lo suyo ahora es el “seguimiento” del Maestro dejándose educar por él, reaprendiendo la vida a su lado, poniendo cada paso de sus vidas en sus huellas. De esta manera, poco a poco, aprenderá a lanzar las redes de la Palabra creadora de Dios, hasta su muerte martirial en Roma, congregando a la comunidad de Jesús en la predicación misionera y en la enseñanza permanente y en los demás servicios que le competen en medio de la comunidad (ver Hechos 2).

3. Releamos el Evangelio con un Padre de la Iglesia “Si Cristo hubiera escogido a un orador para darle inicio a su obra, éste diría: fue por mi elocuencia que fui escogido. Si hubiera escogido a un senador, éste podría decir: fui escogido por mi dignidad. Si hubiera escogido a un emperador, éste podría decir: fui escogido gracias a mi poder. Que se calle y esperen todos estos, cálmense un poco. No es que deban ser dejados de lado o despreciados; sino que se mantengan de alguna forma aparte cuantos se pueden vanagloriar de sí mismos. Dame, dice él, aquel pescador; dame a aquel ignorante, aquel impreparado; dame a aquel con quien el senador no se digna hablar, ni siquiera en cuanto compra el pescado. Cuando lo haya transformado, quedará claro que soy yo quien actúa. Si bien, también en el senador, en el orador y en emperador, también yo actúo. Pero, aun cuando yo actúe en el senador, eso será mucho más evidente en el pescador. El senador puede gloriarse de sí mismo, tal como el orador y el emperador; el pescador sólo de Cristo se puede gloriar. Venga, venga en primer lugar el pescador, para enseñarnos la humildad que salva; después de él hasta el emperador podrá pasar mejor”. (San Agustín, Sermón 43,5)



P. Fidel Oñoro, cjm

Centro Bíblico del CELAM

LECTIO DIVINA PARA EL 3 DE FEBRERO DE 2013


LECTIO DIVINA PARA EL 3 DE FEBRERO DE 2013

Centro Bíblico Pastoral para América Latina del CELAM
Subsidio de apoyo para el ejercicio de la Lectio Divina

Cuarto Domingo Ordinario “C” – 3 de febrero de 2013

Un recorrido por las lecturas de este Domingo

Sumario: El profeta Jeremías es el portavoz de Dios. Escogido por él antes de su nacimiento, es habitado por una fuerza de lo alto que le permite anunciar la voluntad de Dios a tiempo y a destiempo.

Jeremías puede hacer suyas las palabras del Salmo: “Tú eres mi apoyo desde antes de mi nacimiento, tú me has escogido desde el vientre de mi madre”. En la línea de los grandes profetas de Israel, Jesús anuncia la Palabra de Dios en la Sinagoga de Nazaret. Jesús es más que un profeta, él es la Palabra viva de Dios. Pero en su propia aldea, su palabra no es bien recibida.

Primera lectura: Jeremías 1-19

Estamos ante el relato abreviado de la vocación de Jeremías. Dios llama a Jeremías de manera sencilla. No con grandes visiones, como es el caso de Isaías o de Ezequiel, sino mediante una palabra que va dirigida al corazón. Dios está con Jeremías, lo conoce y lo elige desde el seno materno. Dios cuenta con él para ejercer una misión en medio de su pueblo: ser el portavoz de Dios.

El relato comienza con la llamada “fórmula de acontecimiento” (es la frase: “Vino sobre mí la Palabra del Señor”), la cual marca un nuevo comienzo en la vida del profeta. Se cierra con la llamada “fórmula de reconforto” o de “asistencia” (es la frase: “Yo estoy contigo”), mediante la cual Dios le garantiza a su profeta el apoyo permanente.

La misión de Jeremías está dirigida a las naciones paganas, pero también a Judá, a sus reyes, sacerdotes y a todo el pueblo. A todos Jeremías debe proclamarles la Palabra del Señor.

Fortalecido de esta manera, de cara al rey, de los sacerdotes y del pueblo, Jeremías podrá decir: “Así habla el Señor…”. Ya sabemos que lo que dirá no siempre dejará contenta la gente, más bien le traerá enemigos. Sin embargo, usando un lenguaje tomado del mundo militar (villa fortificada, columna de hierro, muralla de bronce), Dios le asegura su protección.

A estas alturas, con Jeremías consciente de la difícil misión que le fue confiada, se establece uno de los más bellos significativos diálogos de toda la Biblia. La Palabra del Señor viene sobre Jeremías para preguntarle: “¿Qué ves, Jeremías?”, a lo cual el profeta responde con la bellísima expresión: “Veo un ramo de almendro”. El almendro, valga recordarlo, es uno de los pocos árboles que florece en pleno invierno. Jeremías ve bien, de forma penetrante que, en el invierno de su difícil misión, nace ya la flor de la esperanza, que es siempre y en última instancia, la última Palabra de Dios. Esa es la flor-Palabra que el profeta ve (y oye) siempre, aún en medio de la tempestad.

Salmo 70

Este Salmo es la alabanza de un anciano que acude a Dios buscando socorro. La muerte se aproxima y también sus enemigos que le levantan calumnias. El orante pone toda su esperanza en Dios, pone su causa en las manos divinas y apela a su justicia. Que Dios lo libre de la muerte y de sus enemigos.

Con las mismas expresiones de Jeremías, él le recuerda a Dios que ha sido escogido por él desde el vientre de su madre. De ahí que tenga argumentos para proclamar la gran fidelidad de Dios: “Seguir alabándote es mi orgullo”.

Segunda lectura: 1 Corintios 12, 31-13, 13

Nos colocamos ante el famoso “Himno de la Caridad” (=ágape). Se trata de una las páginas más extraordinarias de las cartas de Pablo.

A una comunidad en la que los miembros van por cuenta propia, con el vano intento de posicionarse unos frente a otros, Pablo apunta el dedo hacia la “Caridad” como el camino a seguir, como el testimonio que hay que dar, como la meta que hay que alcanzar.

Y aunque uno posea todos los bienes y todos los dones, si uno no tiene “Caridad”, puede estar corriendo en vano. Lo que es necesario vivir prioritariamente es la “Caridad”.

Lucas 4,21-30

Al comenzar su vida pública, Jesús participa en la liturgia de la sinagoga de aldea leyendo un texto de Isaías. En primer momento, sus palabras son recibidas con agrado. Pero después el ambiente cambia bruscamente.

Desvelando el pensamiento de sus oyentes, Jesús los acusa de estar celosos. La gente de Nazaret, de hecho, no entiende por qué Jesús obró curaciones en Cafarnaúm y no lo hizo también en Nazaret, entre ellos. Ahora bien, Cafarnaúm es una aldea en la que se mezclan tendencias. Hay tantos extranjeros como gente de allí mismo, tantos paganos como judíos.

Jesús responde apoyándose en las Sagradas Escrituras. Para ello se coloca en la línea de los profetas de otros tiempos, especialmente en los fundadores de la profecía israelita: Elías y Eliseo. Elías había ido a ayudar a una mujer extranjera, la viuda de Sarepta; por su parte, su discípulo Eliseo había curado de lepra a Naamán el Sirio.

Jesús explica su novedosa forma de comportarse mostrando su coherencia con el plan de Dios establecido desde la eternidad. De hecho, Dios hizo alianza con un pueblo preciso, pero con la finalidad de hacer de él un testigo suyo en medio de las naciones. No fue escogido el pueblo para acaparar los beneficios de Dios. Con los habitantes de su aldea de Nazaret, Jesús se comporta a la manera de Dios y muestra que el amor de Dios se dirige prioritariamente hacia a aquellos que están alejados. Hay que comprender este gesto de la misericordia de Dios y hacer lo mismo.

Pero este mensaje de Jesús resultó sorprendente y fastidioso para sus paisanos de Nazaret. Los obligó a hacer una reflexión sobre sus relaciones tanto con Dios como con los otros. Si Dios no es simplemente el Dios de un pueblo sino que igualmente el Dios del universo, el creyente debe reconocerle a los otros, incluyendo a los paganos, su cualidad de hijos de Dios incluyéndolos en la familia de los hermanos.

Para la gente de Nazaret esto fue demasiado duro. Ellos querían que Jesús se comportara de manera diferente. Entonces no lo reconocieron más como uno de los suyos e intentaron asesinarlo fuera de la aldea.

La escarpada colina donde lo condujeron anuncia otra subida hasta Jerusalén, allí donde será plantada la cruz de Jesús. Desde el principio, la sombra de la cruz se asoma en el relato del evangelio. Pero no hay que dejar de ver la alusión a la victoria de la resurrección en la frase final: “Pero él, pasando por en medio de ellos, se alejó de ahí”.

Una palabrita para la meditación

Predicar y exhortar a los otros en contracorriente, a pesar de que no guste lo que tenemos para decir, no es fácil. Uno no lo hace para prevalecer sobre nadie ni para destacarse ni para hacer valer sus propias ideas, sino para hacer prevalecer la bondad de Dios. ¿Cuál es el criterio? Según Jeremías, su vocación; según Pablo, la caridad: “Aunque yo tuviera el don de profecía… si no tengo amor, nada soy”.

Compartir. Es difícil, demasiado difícil, para los judíos de Nazaret (y después para los de Jerusalén), compartir el Mesías con los no judíos. Es difícil recibir la palabra de Jesús si la ponemos en función de nuestros propios intereses.

P. Fidel Oñoro, cjm

Centro Bíblico del CELAM

domingo, 27 de enero de 2013

Santo del Mes


EL SANTO DEL MES

25 de enero
La conversión del apóstol san Pablo

Pablo lo sufrió todo por amor a Cristo



Qué es el hombre, cuán grande su nobleza y cuánta su capacidad de virtud lo podemos encontrar sobre todo en la persona de Pablo. Cada día se levantaba con una mayor elevación y fervor de espíritu y, frente a los peligros que lo acechaban, era cada vez mayor su empuje, como lo atestiguan sus propias palabras -Olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante. Al presentir la inminencia de su muerte, invitaba a los demás a compartir su gozo, diciendo -Esten alegres y unidos a mi alegría. Al pensar en sus peligros y apremios, se alegra también  dice, escribiendo a los corintios -Vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos y de las persecuciones. Incluso llama a estas cosas armas de justicia, significando con ello que le sirven de gran provecho.

Y así, en medio de las asechanzas de sus enemigos, habla en tono triunfal de las victorias alcanzadas sobre los ataques de sus perseguidores y, habiendo sufrido en todas partes azotes, injurias y maldiciones, como quien vuelve victorioso de la batalla, colmado de trofeos, da gracias a Dios, diciendo -Doy gracias a Dios, que siempre nos asocia a la victoria de Cristo. Por esto mismo, lo único que deseaba era agradar siempre a Dios.

Y, lo que era para él lo más importante de todo, gozaba del amor de Cristo; con esto se consideraba el más dichoso de todos, sin esto le era indiferente asociarse a los poderosos y a los príncipes; prefería ser, con este amor, el último de todos, incluso del número de los condenados, que formar parte, sin él, de los más encumbrados y honorables.

Fuente: De las homilías de san Juan Crisóstomo, obispo

Prof Beatriz Valerio

Lectio Divina


Lectio: 
 Domingo, 27 Enero, 2013  

Fuente: http://ocarm.org/es/content/lectio
Jesús presenta el programa de su misiónen la comunidad de NazaretLucas 1, 1-4; 4,14-21
1. Oración inicial
Shadai, Dios de la montaña,
que haces de nuestra frágil vida
la roca de tu morada,
conduce nuestra mente
a golpear la roca del desierto,
para que brote el agua para nuestra sed.
La pobreza de nuestro sentir
nos cubra como un manto en la obscuridad de la noche
y abra el corazón para acoger el eco del Silencio
para que el alba
encolviéndonos en la nueva luz matutina
nos lleve
con las cenizas consumadas por el fuego de los pastores del Absoluto
que han vigilado por nosotros junto al Divino Maestro,
el sabor de la santa memoria.
2. Lectio
a) El texto:
Lucas 1, 1-4; 4,14-211 Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, 2 tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, 3 he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre Teófilo, 4para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
14 Jesús volvió a Galilea por la fuerza del Espíritu y su fama se extendió por toda la región. 15 Iba enseñando en sus sinagogas, alabado por todos.
16 Vino a Nazaret, donde se había criado, entró, según su costumbre, en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. 17 Le entregaron el volumen del profeta Isaías, desenrolló el volumen y halló el pasaje donde estaba escrito:
18 El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos 19 y proclamar un año de gracia del Señor.
20 Enrolló el volumen, lo devolvió al ministro y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. 21 Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura que acabáis de oír se ha cumplido hoy.»
b) Comentario:
Acompañada por un breve sumario que ilustra la actividad de Jesús y su persona, la escena que el pasaje (Lc 4,14-21) propone para estudiar, está ambientada en la sinagoga de Nazaret, en día de sábado. El regreso de Jesús, cuya fama se ha extendido por todos los rincones de la Galilea, por donde ha ido por la potencia del Espíritu Santo, expresa una intención precisa. En lo conciso de sus expresiones, Lucas trata de dar una interpretación salvífica a los acontecimientos, iluminando los aspectos más relevantes. Con el enseñar Jesús en las sinagogas, trata de decir su origen hebreo y el deseo de entrar en el corazón del culto para convertir en vida aquella ley que Dios había entregado a su pueblo y para ofrecerse como cumplimiento de la esperanza de Israel.
A la pregunta sobreentendida en la narración ¿Es Jesús un Profeta?, la respuesta se hace siempre más evidente, según los criterios de discernimiento que Israel usa para verificar si un profeta es enviado o no de Jhwh: hay correspondencia entre lo que enseña y las enseñanzas de la ley, sus obras corresponden a los mandatos de Dios, las profecías sobre el futuro se cumplen todas. En Nazaret, Jesús se presenta como profeta – y de hecho se compara a Elías y Eliseo – aunque no se define así, conforme a su estilo, que rechaza toda definición de él mismo.
c) Momento de silencio:
Dejamos que la voz del Verbo resuene en nosotros
3. Meditatio
a) algunas preguntas:
- Hacer investigaciones precisas de cada circunstancia: ¿Estamos siempre de carrera en nuestro vivir diario? ¿Anidamos en el corazón el deseo de investigar cuidadosamente el significado de cuanto acontece?
Me ha enviado para anunciar a los pobres la buena nueva: ¿Pienso siempre que los pobres son los otros y que yo formo parte de los que tienen y sabe, y por tanto no tengo necesidad de nadie?
- Hoy se ha cumplido esta Escritura: ¿Qué Escritura conocemos tan bien, como para reconocerla en nuestro hoy?
b) Clave de lectura:
Contexto histórico
El episodio de la sinagoga de Nazaret es incluso un marco programático que nos da después la clave de lectura de lo que sucederá en el curso del evangelio lucano. El enganche al Profeta Isaías es fundamental, porque se revela la continuidad de la historia humana de Dios. El desarrollo de los gestos de Jesús, puestos en paralelo, se alzó y abrió el libro, (v.17), cerró el libro y se sentó(v.20), da a la narración un carácter litúrgico, conocido, pero nuevo al mismo tiempo. En la homilía que actualiza la profecía emerge la novedad. Hoy, palabra determinante en Lucas, expresa la propuesta cumplida por Dios en Cristo. Y delante a este hoy, las reacciones inmediatas serán de estupor y asombro, de maravilla y escándalo hasta el rechazo ya envuelto en la pregunta que seguirá a la proclamación de Jesús, pregunta suspendida en el aire, que no recibe respuesta: ¿No es éste el hijo de José? (v.22). El contraste con la Palabra proclamada por un hombre que tiene sobre sí el Espíritu del Señor, consagrado con la unción, enviado para una misión específica que tiene sabor mesiánico: llevar el alegre anuncio, enviar, proclamar.... impone un conflicto de identidad.
Contexto literario
El episodio no tiene una precisa correspondencia en los sinópticos. La visita de Jesús a Nazaret en Mateo 13,53-58 y en Marcos 6,1-6ª se limita al interrogativo sobre la procedencia de Jesús y a su rechazo. No hay una descripción del rito en la sinagoga, ni de las palabras dichas por Jesús para interpretar y actualizar la Palabra sagrada. La concordancia está, más allá de la diversidad de los contextos, en el rechazo de Jesús por parte de los Nazarenos.
Con el discurso de Jesús en Nazaret, Lucas intenta introducir e iluminar todo el misterio público de Jesús. Isaías 61,1-2 contiene en síntesis los grandes temas que caracterizan su evangelio y los que le son más queridos: el Espíritu Santo, la unción mesiánica, la liberación escatológica, el gozo mesiánico, la intervención divina en favor de los pobres y de los oprimidos, la proclamación del año de gracia. Aquel programa que en Marcos se ha inaugurado con la proclamación : “El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca, convertíos y creed al evangelio” (Mc 1,14-15) y en Mateo se desarrolla en el discurso de la Montaña (Mt 5,1-48), en Lucas se ofrece en el centro del culto hebraico: lo que se cumple no es el tiempo, sino la Escritura. Se le propone a quien lee, la necesidad de “caminar” junto a Cristo, imitándolo por el camino de la conformidad a la voluntad del Padre. Jerusalén, meta de un largo viaje (Lc 9,51-18,14), que conduce a Jesús al momento decisivo de su vida, es punto de llegada de su quehacer terreno (Lc 24) y punto de partida de la vida de la Iglesia naciente (Acta 1-2).
Género literario
Se puede reconocer en el pasaje una pequeña unidad literaria. La intervención redaccional de Lucas, que parte de datos tradicionales sigue un intento propio. El diseño unitario de las dos partes demuestra claridad en el interior y delineación precisa al exterior. Para Lucas son inseparables las áreas de preguntas: ¿Quién es Jesús? y ¿A quién está destinada su obra?. Es muy fuerte la relación entra palabra y acción, acción dramática de un anuncio que se actualiza en la vida. El episodio intenta introducir el ministerio público de Jesús casi limitádolo a aquellas actividades que rozan los confines de su pertenencia a Israel. El Espíritu que desciende abundantemente sobre Jesús: en el nacimiento (1,35), en el bautismo (3,22), durante la tentación (4,1) y al comienzo de su misión (4,14), es el Espíritu del que habla Isaías (v.18) que aclara la acción de Dios. Una acción que no tiene confines étnicos y que no busca notoriedad, sino que se dirige a los que están necesitados de salvación: pobres, prisioneros, ciegos, oprimidos, para inaugurar el tiempo de gracia del Señor. El profeta enviado por Dios está libre de toda pretensión limitante y obligante. De un culto sinagogal incapaz de acoger la Palabra antigua que se cumple hoy, se pasa al culto del seguimiento por los caminos del mundo. Jesús se va, sigue su camino, que de Jerusalén lo conducirá a los extremos confines de la tierra a través de la evangelización de los suyos.
Análisis detallado del texto
Analizando de forma detallada los versículos del texto, se ven peculiaridades notables que encuadradas en el contexto histórico, hacen del cuadro de la sinagoga de Nazaret una síntesis del evangelio en cuanto a contenidos y sucesos.
v. 16: La sinagoga resulta ser el lugar frecuentado por Jesús. Aquí, desde los primeros años de su juventud, Él ha escuchado la Palabra de Dios y la interpreta según la tradición del pueblo. Es significativo el hecho de que Jesús busque el centro del culto. Todo hebreo adulto podía tomar la palabra, los jefes de la sinagoga generalmente confiaban este papel a los que fuesen expertos en las Escrituras. El hecho de que Jesús se levante para leer, indica que era costumbre en Él hacerlo, como le era habitual ir a la sinagoga cada sábado. El inciso “según su costumbre” da mucha fuerza al versículo, de modo que se puede presumir que el que lee y habla no es un cualquiera, sino un hijo de Israel experto en la lectura e interpretación de la Torah o de los Profetas. La fe cristiana nace por tanto de representantes fieles del pueblo de Israel, en los cuales la espera ha llegado a la madurez. Todos los personajes de Lucas son auténticos israelitas: Zacarías, Isabel y Juan, María José y Jesús, los Apóstoles y después en los Hechos, Pablo. Es “ un acostumbrado” que lleva consigo algo nuevo. La sinagoga es el lugar de donde sale el anuncio para extenderse a las ciudades de Judá y de Galilea, a todo Israel y hasta los confines del mundo.
v. 17-19: Jesús encuentra el pasaje de Isaías 61,1-2 que probablemente se refiere a la consagración de un profeta (cfr 1 Re 19,16). Lucas elimina de la cita de Isaías el fin amenazador, porque no interesa a su propósito: subrayar que la enseñanza de Jesús toma su inicio de la Escritura (17-19 25-27) y se vuelve actual en su Persona. Las palabras de Isaías sobre sus labios adquieren pleno significado y resumen su misión: lleno de Espíritu (cfr 4,1), ungido del Señor, es enviado a anunciar a los pobres un alegre mensaje, la liberación de los prisioneros y oprimidos, la vista a los ciegos, a predicar el tiempo de gracia del Señor.
v. 20: La descripción detallada de los gestos evidencia lo que está por venir. Jesús habla sentado, la posición típica del que enseña. Los ojos fijos en Él, preparan a la importancia de lo que Jesús está por decir. Homilía breve la suya, pero comprometedora. El movimiento caracteriza este pasaje de Lucas. Jesús viene, entró, se levantó, se sentó, pasó entre ellos, se fue. También los nazarenos se levantan, pero para atraparlo. Claro contraste. Jesús se levanta para leer, los hombres se levantan para alejarlo. La espera descrita en este versículo: “Los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él”, termina en rechazo. El problema no está en el anuncio, ya conocido y fuente de esperanza para los piadosos israelitas, sino en el anunciador que lo hace suyo.
v. 21: Jesús no comenta las palabras de Isaías, sino que las actualiza. Su palabra es palabra-acontecimiento – rhema – (Ac 10,37), una palabra que es ya salvación. La profecía se convierte en vida, es un hecho. La interpretación de Jesús supera toda expectativa. En la Palabra está presente el hoy, aquel hoytípico del evangelista que es el hoy de la salvación, el hoy del cumplimiento en correspondencia con lo escuchado (cfr Rom 10,17). Es esencial para Lucas la escucha. Y la realización de las promesas antiguas que se repite en toda la obra lucana (Lc9,51; Act 2,1; 19,21) es para los que escuchan: los anawin, los pobres, los oprimidos, los preferidos de Jhwh (Is 11,4; 29,19) y ahora los preferidos de Jesús (Mt 11,28).
c) Reflexión:
Ejemplo de actualización es la exégesis hecha por el mismo Jesús sobre Is 61, que revela el mesianismo presente y el recurso a los pasajes de la Escritura para iluminar la situación actual. Autoridad creativa la de Cristo, que pide al hombre el adecuar la propia vida al mensaje, aceptando al Ungido de Dios y renunciando a la presunción de reducirlo a su dimensión. Esta perspectiva pragmática es la clave para la actualización en todo tiempo: el hoy de la salvación resuena allí donde llega la predicación. Como también la acogida y el compromiso. En la sinagoga de Nazaret se oyen las respuestas fundamentales del hombre que espera encontrar la salvación. Jesús es enviado por Dios, sostenido por el Espíritu Santo. La unción dice que Él es el Cristo. En Él se cumplen las Escrituras. Es el hoy de Dios que llena la historia de un pasado conseguido por la madurez en Cristo y se derramará en el hoy cotidiano del mañana, que es el tiempo de la Iglesia, enviada también élla, como Palabra profética, sostenida por el Espíritu Santo.
Mensaje esplendente que nos trae Lucas en este episodio es la Escritura. Ella contiene todo el secreto de Dios que vive desde la eternidad y que se hace uno entre los hombres.
4. Oratio
Salmo 2, 6-9
“Yo he constituido mi rey
sobre Sion mi monte santo”
Voy a promulgar un decreto del Señor.
Él me ha dicho: “Tú eres mi hijo,
Yo te he engendrado hoy.
Pídeme, y haré de las gentes tu heredad
Te daré en posesión los confines de la tierra.
Los regirás con cetro de hierro,
y los romperás como vasija de alfarero
5. Contemplatio
Hoy: palabra clave en mi vida de cada día. En este hoy e cumple la Escritura. En este hoy Cristo entra en la sinagoga de mis convicciones para proclamar un nuevo mensaje a la pobreza de mi pensamiento, a los sentimientos prisioneros de aquel deseo quebrado en las ruinas de un cotidiano gris arrastrado hora por hora, a mi mirada ofuscada por mi horizonte miope. Un año de gracia, de regreso, de bendición. Señor, que mi hoy sea el tuyo, para que ninguna palabra tuya pueda caer en vano en mi vida, sino que todas puedan realizarse como granos de trigo en el surco helado del pasado, capaces de germinar con los primeros vientos de la primavera.